Monday, October 26, 2009

I´m not getting any younger...

Eso nos podrían haber dicho los protagonistas de ésta escena. Los tuvimos todo el domingo a la tarde y bastante de la noche metidos adentro. Más y más amigos-actores siguen quedando pegados en nuestro chistecito. Acá (de izq a der) Martin, Mauri, Rodri y Mat.
Eso sí, nadie podría superar el amor que flotaba en la locación, prestada por nuestra superamiga (de los superamigos), SathyaSocolovsky.
Como siempre nos esmeramos con un catering de galletitas caseras, pizza, mate y hasta había soda. Al final de la jornada finalmente llegó lo que todos querían. La cerveza.












Los Jóvenes Viejos ya en sus puestos...


A la izquierda, el patiecito, los talentos, Aru y Sath (que también son talentos en el fondo)
A la derecha, la foto que sacaba Aru desde la foto de la izquierda "la foto dentro de la foto, el infinito en un istante"














La transformación, o cómo tu pelo puede reemplazar tu casco.






El "monitor" y su fiel soporte "la silla"







Et voilà, grabando última toma de la noche:
el J.V. y su reloj de bolsillo

El viejo y el suero


Una remake del clásico de Hemingway, pero más triste

Las cosas feas también se limpian con CIF

Saturday, October 17, 2009

¡¡Canto apretar el botón!!

Todos queríamos apretar los botones, pero la única que realmente pudo darse el gusto fue Graciela. Nos fuimos harto temprano a Ciudad Universitaria (el edificio cuadrado que nos vió cursar por años y años), y filmamos la escena de Ramona y su ascensor.
El edificio cuadrado tuvo la gentileza de cedernos uno de sus 6 ascensores, pero con la condición de que sea sábado y antes de las 9.30 de la mañana. Allá nos fuimos, con ojos chiquitos y una mezcla de euforia con ansias de silencio matinal (más que nada de parte de Lu).
En el papel de Ramona, Graciela Yerba. Como los doctores miedosos, Ariela, Lucía y Javier. En la actuación estelar de "la extra que pasa corriendo por atrás para que parezca que hay más gente" Michelle, nuestra maquilla-peinadora estrella.

Estábamos en el 4to. piso. En cada toma nos teníamos que ir hasta planta baja y volver recolectando, claro, en el camino a los estudiantes deseosos de llegar a sus aulas. En vez de quejarnos por el contratiempo, aprovechamos para conseguir citas con apuestos miembros de la estudiantina que subían al elevador sin darse cuenta de nuestras oscuras intenciones (ni de nuestras apretadas minifaldas). Total de citas conseguidas al final de la jornada: 0


Para el ojo entrenado, acá el reloj indica las 6:44. Ya montadas en el vehículo automóvil.

Copando el ascensor 3
























Sección Cáterin